Neremathi, en Fuvahmulah, es uno de los mejores puntos del mundo para encuentros con tiburones tigre.
Su ubicación única, rodeada por aguas profundas y sin arrecifes circundantes, crea un hábitat ideal para estos majestuosos depredadores.
Los tiburones tigre son observados durante todo el año, lo que convierte a Fuvahmulah en uno de los pocos lugares del mundo donde es posible bucear con ellos de manera regular. Además, la isla cuenta con una rica biodiversidad marina, ofreciendo experiencias inigualables en un entorno natural y seguro.
A diferencia de otras islas de Maldivas, Fuvahmulah es volcánica y cuenta con dos lagos de agua dulce rodeados por una espesa vegetación tropical que se extiende junto al palmeral.

Fuvahmulah, es la tercera isla en tamaño de Maldivas, con sus 4.5 kilómetros de longitud y 1.2 kilómetros de anchura, y habitada por una creciente población de trece mil habitantes. Un espacio natural ajeno a la típica visión de la diminuta isla coralina embellecida por una gran laguna azul sobre la que parecen flotar los turistificados bungallows de madera para visitantes de cierto nivel adquisitivo.
Su singularidad, respecto a sus miles de hermanas, se hace patente al ser la única de origen volcánico y con dos lagos interiores de agua dulce abrazados por la vegetación tropical que se extiende junto al palmeral.
Llegar hasta ella resultará muy sencillo gracias a su pequeño aeropuerto nacional que enlaza con el internacional de la capital, Malé, mediante vuelos domésticos, de poco más de una hora, que algunos centros de buceo suelen incluir en el precio de sus distintos paquetes.
Aunque la industria del buceo no comenzaría su desarrollo hasta 2014, ya se ha consolidado como fuerza económica pujante y complementaria a las prexistentes de la pesca y la agricultura. Basta dar un paseo en bicicleta o scooter para comprobar su claro impacto en la proliferación de nuevas construcciones y la apertura de pequeños negocios animados a posicionarse ante lo prometedor del inesperado cambio.
No son pocos los que apuntan a esta isla como cita ineludible para buzos tiburoneros al albergar en sus aguas tiburones de arrecife de puntas blancas, plateadas, grises, sedosos, zorros, ballena y escuelas de martillos, si la fortuna acompaña y, con casi plena garantía, tiburones tigre, las indiscutibles estrellas de tan nutrido firmamento de escualos.

Tras el necesario descanso del pesado viaje, nos recogerá en el hotel el transporte de nuestro centro de buceo, Fuvahmulah Central Dive Center, del que tan solo podemos hablar bondades por su amabilidad y profesionalidad y donde, la tarde anterior, ya descargamos los equipos y cumplimos con el papeleo de rigor mientras sorbíamos un coco de cortesía. Apenas unos cinco minutos después, estaremos aparcando junto al barco donde todo estará listo para lanzarnos al agua.
Mientras otros destinos pueden exigirnos afrontar las inclemencias del mar o salvar largas distancias hasta los puntos de buceo, las reducidas dimensiones de Fuvahmulah lo simplificará todo.
Así, lo comprobaremos durante el breve trayecto inaugural a Farikede. Rápidamente huiremos de los cálidos treinta grados del agua descendiendo a cuarenta metros en busca del agua más fría en una termoclina y con la mirada siempre escrutando el azul circundante aguardando la ansiada aparición de los martillos que… sí, se dejarán ver, pero de una forma tan lejana como fugaz.

Fuente revista Aqua
Texto y fotos: Izen Kai
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